À semelhança do que foi aqui publicado a respeito dos Governadores das Armas das diversas províncias do Reino de Portugal, apresento agora a lista das personalidades que ocuparam o posto equivalente – Capitão-General – na província de Extremadura.
1641 – Manuel de Acevedo y Zúñiga, Conde de Monterrey.
1641-1643 – Juan de Garay Otañez y Rada.
1643-1644 – Conde de Santiesteban.
1644-1645 – Gerolamo Maria Caracciolo, Marquês de Torrecuso (napolitano; aparece referido em alguns documentos portugueses como “Marquês de Torrecusa”).
1645-1647 – Diego Mesía Felipez de Guzmán, Marquês de Leganés.
1647-1648 – Enrique Pimentel, Marquês de Tavara.
1648-1650 – Diego Mesía Felipez de Guzmán, Marquês de Leganés.
1650-1661 – Francisco de Tutavila y del Tuffo, Duque de San Germán.
1661-1664 – D. Juan José de Áustria.
1665-1667 – Luis de Benavides y Carrillo, Marquês de Caracena.
Bibliografia: TEODORO, Álvaro Meléndez – Apuntes para la Historia Militar de Extremadura, Badajoz, Editorial 4 Gatos, 2008, pgs. 105-123.
Imagem: D. Juan José de Áustria, filho ilegítimo de Filipe IV. Comandou o exército espanhol nas bem sucedidas campanhas do Alentejo de 1661 e 1662. Chegou a conquistar Évora em Maio de 1663, mas acabou por ser derrotado na batalha do Ameixial, em 8 de Junho do mesmo ano. Retrato de 1655-1660, Museu do Prado, Madrid.
Muy eficaz el listado de Capitanes Generales de Extremadura. A fin de profundizar algo más en la figura de aquellos soldados, sirva este ligero apunte sobre el Marqués de Torrecuso.
MARQUES DE TORRECUSO, CAPITAN GENERAL DE EXTREMADURA
Gerolamo Maria Caracciolo, III marqués de Torrecuso. Natural del Reino de Nápoles, fue un afamado militar que estuvo a las órdenes de la monarquía castellana, ocupando puestos de responsabilidad al frente del ejército imperial.
Antes de llegar a Extremadura, destaco en la Guerra de Cataluña, dónde perdió a uno de sus hijos. También estuvo presente en el conflicto de los Treinta Años, llegando a vencer a las tropas francesas en la batalla de Fuenterrabía, librada en 1638.
Dada su condición italiana, no es de extrañar que junto a Torrecuso, llegaran muchos soldados de la misma nacionalidad. Entre estos cabe citar a Giovanni Giacomo Mazzacani-Maza, más conocido entre la tropa con el nombre castellanizado de Mazacan. Fue destinado al distrito cacereño de Alcántara-Sierra de Gata, tomando bajo su mando directo la guarnición existente en Zarza la Mayor
Volviendo a los rasgos biográficos de nuestro personaje principal, fue el 8 de marzo de 1644 cuando Torrecuso hizo entrada en la ciudad de Badajoz, para hacerse cargo, con el pomposo título de Capitán General, de la defensa de toda la frontera extremeña.
Sustituyó al odiado Marqués de Santisteban, cuyo gobierno había provocado gran rechazo no sólo entre la tropa, sino en los propios habitantes de la región.
Torrecuso venía precedido de una aureola de gran militar y estratega, siendo su nombramiento del agrado de la mayoría de oficiales del ejército, el cual se encontraba en una situación bastante penosa, pues sus anteriores responsables se habían ocupado más de enriquecerse personalmente que de dirigir a la soldada.
Por el motivo anterior, el primer empeño del Marqués fue realizar una reforma general con la cual buscaba organizar adecuadamente a sus subordinados. En este sentido fue el primero que incluyo compañías de infantería a caballo, creando también el puesto de sargentía menor en cada uno de los tercios que componían el llamado Ejército de Extremadura.
Con estas labores pronto se gano la simpatía general y, en comparación con su predecesor, se llegó a decir “… i quanto a su antecesor el Conde de Santisteban desestimauan por su facilidad, tamto al Torrecuxo temian i respetauan por su entereça i valor…”.
Fue mucho el trabajo que el nuevo gobernador militar tuvo en su tiempo de mandato. La guerra en 1644 se recrudeció bastante, y las noticias de escaramuzas portuguesas en tierras extremeñas no dejaron de llegar, día a día, a la sede central de Badajoz.
Ejemplo de aquellos sucesos cotidianos para la gente de frontera los encontramos en la zona norte de la Raya, colindante con la Beira Baixa. Fue aquí dónde poblaciones como Membrío y Zarza la Mayor conocieron la crudeza de la guerra, al ser atacados en los meses de abril y mayo respectivamente.
Las armas castellanas de Torrecuso respondieron a aquellas y otras agresiones, con entradas en territorio lusitano, siendo la frontera pacense el escenario elegido para ello Así, sitios como Ouguela vieron correr por sus campos a la caballería extremeña en más de una ocasión.
Sin duda alguna el momento álgido del gobierno de Torrecuso acaeció el día del Corpús, 26 de mayo, junto a las llanuras de la localidad de Montijo, muy cerca de Badajoz, lugar en el que se libró la que se considera primera batalla de la Guerra de Restauración.
El resultado del combate fue ambiguo, pues los dos bandos enfrentados se apropiaron de la victoria final. En todo caso parece que la batalla tuvo dos momentos clave, dominados cada uno de ellos, respectivamente, por sendas facciones. De hay la eterna duda de quien fue vencedor general.
Torrecuso no estuvo presente en el famoso lance, enviando en su lugar, como máxima autoridad de la tropa castellana, al Barón de Molinghem.
El año siguiente, 1645, continuo la misma tónica. Constantes alarmas y salidas cuyo fin básico era el ganado, realizar rapiña, incendiar poblados, desabastecer al contrario…. En definitiva, la forma usual de realizar la guerra en una frontera muy extensa, defendida por un ejército poco profesional, pese a la laboriosidad de Torrecuso por mantener siempre el buen orden y disciplina.
Elvas, Campo-Maior, Jérez de los Caballeros y otros tantos lugares del sur, de nuevo se tornaron en escenario de encuentros campales entre fuerzas portuguesas y castellanas. Mientras tanto al norte, los vecinos de Zarza la Mayor, para vengar el ataque sufrido el año anterior, organizaron un nutrido grupo de jinetes voluntarios, los llamados Montados, semejantes a las compañías pilhantes de Portugal, con el cual batieron varias veces la comarca de Castelo Branco, quemando aldeas como Sao Miguel D´Acha, Ladoeiro, Alcafozes, Zebreira….
Debido a un permanente estado de tensión militar y la noticia de varias derrotas, la buena estrella de Torrecuso se fue apagando. También tuvo buena parte de culpa las rencillas internas, pues entre sus propios oficiales surgieron voces en contra, muy críticas con la forma de dirigir el ejército utilizada por el Marqués.
Él noble napolitano comprendió lo difícil de su situación, y no queriendo perder más crédito en la frontera extremeña, solicitó ser relevado de su cargo, cosa que ocurrió rápido, pues también en la corte de Madrid deseaban ver lejos al italiano.
Para sustituirle entró al mando el Marqués de Leganés, dº Diego Mesia Felipez de Guzmán. Las cosas con él tampoco cambiaron en exceso. Buena prueba es que, a poco de llegar al mando, se produjo el choque llamado posteriormente Ventas de Alcarabica.
Pero eso es otra historia.
Juan Antonio Caro del Corral
Amigo Juan Antonio
Eis aqui mais um comentário que irei colocar como artigo mais logo. Muitíssimo interessante!
Um abraço
Jorge
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